INVERNESS es una anomalía. La banda incubada entre cuatro paredes durante 2008 en Santiago, vio la luz a través de la publicación de su primer largaduración a inicios de 2009. Illuminaciones los puso en el radar de una escena chilena bullante que se alimentaba mayoritariamente de cantautores y nuevo folk y le dio a los neófitos un referente del nuevo shoegaze nacional. Desde entonces han sobrevivido al margen del mercado y de las expectativas perennes del rock gracias a una búsqueda constante de nuevos sonidos y entramados en su música, de estructuras y líricas en sus canciones. Fallaron quienes los catalogaron de shoegaze o post-rock o slowcore. Aunque han tomado un poco de todo aquello. No es fácil sobrevivir esquivando el éxito, pero es eso precisamente lo que les ha permitido continuar una labor incesante que ha visto un lento pero creciente reconocimiento a su trabajo a lo largo de los años. Han participado de filmes premiados internacionalmente; han girado insistentemente por Chile y el extranjero y visten con orgullo los ropajes de cuatro discos de estudio que los han hecho crecer y expandir el perímetro de acción de su sonido. INVERNESS es una anomalía porque existen pese a un mercado que debería haberlos sepultado hace años. Es una anomalía porque probablemente seguirán sacando discos y montando giras para continuar con su proceso de fisión binaria, ramificando su legado de rock psicofónico y mutando a la sombra de su propio mundo secundario.
