04 | 04 | 2021 _ por Jorge Cortés
La banda trasandina sostuvo un amigable y relajado dialogo con LEROCK Magazine para hablar sobre los procesos creativos, la industria argentina y cómo se las ingenian para soportar la pandemia.
Pese al contexto mundial, en general las cosas están marchando bien para YON. La banda trasandina formada por Anabel Gorbat (guitarra y voz), Alejandro Coll (guitarra y bajo) y Martín Vijnovich (batería) acaba de lanzar Ciberutopia, un EP de cinco tracks muy cargado al math-rock más purista y refinado, en el cuál demuestran la facilidad por combinar ritmos, pulsos y desplazamientos métricos. Este último trabajo también contiene dos remixes colaborativos con Disonar y Nicolás Aimo, que lleva su música al encuentro con la electrónica experimental de ambos exponentes. Además, la banda se acaba de unir al catálogo del sello LeRockPsicophonique lo cual acerca su música a suelos Chilenos e ilusiona con pisar el país cuando vuelva la normalidad.
El relajo y la simpatía de los integrantes de YON son evidentes. Los tres sonríen sentados fuera de la sala de ensayo a la que entrarán después de la entrevista, para seguir practicando y componiendo material. Se nota que se sienten cómodos en ese espacio, que les fue arrebatado por más de medio año producto del confinamiento preventivo. El dialogo con ellos es sencillo pero profundo, contestan todo con una sonrisa calmada mientras rellenan y comparten un mate.
Entendiendo todo el contexto actual. ¿Cómo fue el 2020 para ustedes? Se sintieron demasiado invalidados por la pandemia?
A.G: Bueno, teníamos planeada una presentación en Chile, pero se arruinó. Estábamos a 3 semanas de ir y apareció este virus para cambiar muchos planes. Por suerte habíamos grabado el material de Ciberutopia justo en febrero antes de la pandemia. Había algunas cosas que queríamos agregar después que lamentablemente no se pudieron registrar en el estudio. Por suerte cada uno pudo grabar en su casa lo faltante e ir mandando el material a Juan (Juan Godfrid, a cargo de la grabación) que estaba mezclando. Las voces, por ejemplo, las grabamos aparte cada uno en su propia casa con los micrófonos que teníamos. Terminamos haciendo las cosas de manera remota lo que nos permitió sacar música estando en esta situación actual.
M.V: Si. Hace un par de meses volvimos a ensayar, en octubre creo. Es bueno eso y se sintió bien. Entramos con ideas nuevas y volviendo a tocar después de mucho tiempo.
A.G: Si. No tenemos muchas posibilidades de tocar en vivo, pero nos podemos ver, no solo para ensayar, sino también para tomar mate (ríen). Esperamos que en algún momento volvamos a grabar.
Desde hace poco forman parte del catálogo del sello LeRockPsicophonique ¿Cómo se produce ese acercamiento con un sello de Chile?
A.G: Eso fue a través de Anomalía Ediciones, que es el sello que tenemos acá. LeRock y ellos venían en contacto hace un tiempo. Siempre que sale música en cualquiera de los dos sellos ambos comparten la noticia. Fue muy grato que se contactaran de LeRock porque esa presentación en el LEROCK Fest habría sido nuestra primera presentación en suelos internacionales. La verdad es que nos entusiasmaba un montón. Pero creemos que ya se podrá dar otra oportunidad.
El movimiento feminista ha tomado cada vez más fuerza y desde el 2015 en Argentina han ido cambiando algunas cosas y se han comenzado a cuestionar otras. ¿Sienten que el medio musical es muy machista en Argentina? ¿Ha cambiado algo en el último tiempo?
A.G: Respondiendo a lo primero, creo que no. Bueno, yo particularmente las veces que tuve bandas no estuve en un espacio demasiado mainstream para ver qué pasa dentro de otro contexto en la escena musical. Particularmente en la que me moví yo, el machismo está en todos lados por igual. No hay menos machismo o más machismo que en otros ámbitos. Lo encuentras siempre. En determinadas personas que pueden llegar a manejarse de esa manera o hacer comentarios. El hecho de ser una chica en una banda es muy parecido a lo que me ocurre cuando juego fútbol, me dicen “oh, mira que bien tocas” o “oh, puedes tocar bien” o “puedes jugar bien al fútbol”. Pero más allá de eso, no. Creo que ahora se pueden ver más mujeres en festivales y eso empezó también con todo el feminismo. Hay más cupos en los premios igual. El punto es que no debería ser nada diferente. Hay veces que el hecho de que haya una mujer en una banda pareciera que hay que tratar a la banda diferente y la verdad es que no veo porque. Siento que no hay género en ahí. Hay veces que llama la atención y por eso puede llegar haber discriminación positiva.
El disco Ciudad de Brujas tenía cierta inspiración en eso. Una ciudad que estuvo muy tomada por el movimiento feminista, con muchas manifestaciones como Ni una Menos. Hubo como toda una ola referente a eso y claro, el disco toma parte de todo ese contexto.
Sacaron su primer disco el 2011. Tomando ese primer trabajo publicado y comparándolo con el actual, ¿En qué sienten que ha cambiado su música o sus metodologías creativas? O sienten que quizás, ¿Son los mismos que hace diez años?
A.C: Yo creo que en algunos aspectos si y en otros no. Pero en la forma de componer, hubo algunas cosas que cambiamos. Lo conversábamos antes. Ahora tenemos un desarrollo más orgánico a la hora de componer los temas. Se siente más grupal, más compacto. Como si las cosas salieran naturalmente. Hay una conexión entre los tres que no había, quizás, en otra época. Quizás no de forma tan natural. En otras cosas no me parece que haya cambiado mucho. Seguimos componiendo haciendo improvisaciones, eso lo hacemos siempre. Improvisamos y grabamos eso, luego escuchamos las cosas que hicimos y vemos si algo nos resuena. Esa es como la metodología.
A.G: Si, justamente hacemos eso. Hacemos como 20 minutos de improvisación y después comenzamos a recortar las partes que nos gustaron más y hacemos un boceto de la canción solamente usando copypaste.
M.V: Si, luego viene un poco más de trabajo en composición y arreglos para completar el mosaico.
A.C: Hay canciones que salieron lineales y otras no tanto, que luego tuvimos que trabajar. Hay cosas que hemos compuesto completamente improvisando, hay algunos temas que son así. Hay otros que, como dice Anabel, vamos tomando partes de distintos momentos. Improvisamos para mantener la frescura, porque se siente también eso en la música. Se nota cuando hay un tema trabajado desde la cabeza y otro que sale de una forma más orgánica.
En Ciberutopía compusieron el primer tema con voz en su discografía. ¿Cómo entra la voz en todo esto? ¿Cuándo lo deciden?
A.G: El tema 404 era una canción instrumental como lo que casi siempre hacemos. Pero era una canción muy tentadora para ponerle letra encima por que daba más espacio para eso. Al menos yo sentía que daba espacio para jugar. El motivo por el que generalmente no hay letra no es porque no nos guste, si no es que nos cuesta encontrar huecos para la voz, al menos para nosotros en este estilo que hacemos. Bueno el tema ya estaba grabado y yo venía con una melodía hace algunos meses que quizás podía entrar, pero no fue hasta una ruptura amorosa (sonríe) que salió algo más poético al respecto. Ahí fue cuando aproveché las grabaciones del tema y pude practicar mucho encima de eso, entonces tuve todo el tiempo del mundo para grabarlo en mi casa para ir probando cosas y al final resultó.
M.V: Si. Nosotros, Ale y yo, no sabíamos cómo iba a ser esa letra. La conocimos el mismo día que íbamos a grabar esas voces. Antes a mi me costaba lo de poner una letra, Anabel había tirado ya la idea, pero a mí no me terminaba de convencer. Al final, me sorprendió para bien.
A.G: Fue complejo cuando la intentamos ensayar. Aún no la hemos tocado en vivo eso sí. Teníamos el tema armado pero solo instrumental, luego vino la pandemia y después de 8 meses sin ensayar, llegamos a la sala de ensayo y fue como: “¿qué pasará ahora cantando esto encima?” He tenido que practicar el estribillo, la parte con más distorsión, ya que es un poco difícil enganchar la voz con esa métrica. Al principio fue difícil, ya no, ya está más practicado (ríe)
Como miembro estable no tienen un/una bajista. ¿Cuánto afecta eso a la composición, al sonido y a las presentaciones en vivo? ¿Sienten que pueden prescindir del bajo?
M.V: Si o sea, un poco. Creo que ya encontramos nuestro sonido que es así, sin bajo. También los temas que tienen bajo son temas que no tienen otra guitarra, así que Ale puede meter las cuatro cuerdas ahí. Y también Ale usa efectos octavadores, así que no hay tanta ausencia de sonidos graves. Ese es el sonido que nos gusta.
A.G: Yo pienso que un bajo puede sumar en algunas partes de algunos temas, como también podría sumar un teclado u otros instrumentos. Pero también hay algo de lo despojado del estilo que hacemos, de lo crudo, sin tanto efecto, sin tantos instrumentos, que le da espacio a algunos silencios o momentos en donde no todo está tan lleno y eso puede ser bueno también.
Siendo músicos profesionales, ¿Alguno de ustedes está viviendo de la música? ¿Cómo es vivir de la banda o de la música no comercial en Argentina?
(Los tres se miran reflexivamente y luego sonríen para contestar al unísono)
Todos: No, aún no
M.V: En otro momento de mi vida apuntaba a eso, pero ya no.
A.G: Igual Martín es profe de música…
M.V: Claro, soy maestro de música, pero en escuela. Ahí se puede decir que vivo de la música, pero por la banda no.
A.G: Con nuestra música nunca ganamos demasiado dinero (ríe)
En ese contexto, por la pandemia, el quehacer musical se vino abajo y muchos músicos tuvieron que vender parte de sus equipos acá en Chile. ¿Cómo ha reaccionado la industria musical Argentina con toda la pandemia? ¿Ha sido igual en ambos países?
A.G: La verdad es que al menos yo no lo vi acá. Igual nosotros tenemos trabajos en otras áreas. No nos dedicamos cien por ciento a la música, los chicos del sello tampoco. En ese sentido las cosas siguieron su curso. Lo único que siento, ya que soy psicóloga, es que la salud mental de los músicos ha estado desafiada. Es lógico, cuando lo que más te gusta, lo que le da sentido a tu vida, no lo puedes hacer más, repercute mucho en las personas y genera desesperanza, incluso desmotiva. Además lo que genera el encierro, no poder ver gente, no tener una vida finalmente, hace que el mayor desafío para la industria y los músicos sea volver a encontrar la motivación para hacer conciertos o volver a producir cosas.
¿Cómo sienten que es Argentina con la música experimental? ¿Hay espacios o sellos que se dediquen a la difusión?
M.V: Yo creo, por lo que veo, que hay una tendencia experimental en todos los ámbitos de la música. Lo veo mucho más en la música electrónica, no tanto en música interpretada con instrumentos tradicionales. Hay instituciones, de hecho está la carrera de artes electrónicas aquí en Buenos Aires, entonces a partir de allí hay varias movidas de experimentación
A.G: Sí hay algunos otros sellos y otras propuestas de ciclos o eventos más experimentales. Hay bastante movida, lo que ocurre es que al menos en Buenos Aires es difícil encontrar espacios donde poder mostrar esta música experimental. Después de lo que pasó 2003-2004 en Cromagnon, muchos espacios culturales se cerraron. Entonces si la música que haces no es muy mainstream te queda tocar en espacios más chiquitos y hay que conseguirlos porque tampoco hay tantos. Ese es el problema. Que para acceder a un buen espacio, con técnicos y sonido, hay que tener mucha suerte…
M.V: o mucha plata (ríen)
Según su propia experiencia. ¿Cuál es la fórmula para que la industria funcione tanto para la música experimental como para la comercial?
(Sus miradas quedan en el aire con un sonrisa en sus rostros, pareciera que quieren contestar con un “no se”, pero luego lo piensan un poco)
M.V: El dinero es la formula, no lo se (responde con cierta ironía y con una sonrisa). El que tiene más dinero para difundir llega a más gente sin duda. La música que es más melódica en ese sentido puede tener, quizás más aciertos con las personas. Pero lo que es más experimental depende mucho de sí mismo.
(El resto asienten con la cabeza)
¿En qué están trabajando ahora y qué se viene para YON este 2021?
A.G: Bueno, ojalá no sea tan parecido al 2020 por la pandemia (ríen). Queremos seguir componiendo y si se puede tocar en vivo, lo aceptaríamos, si salen fechas a las cuales podamos asistir. Y si no, queda grabar.
M.V: Aquí igual está empezando de a poco la movida de nuevo. Pero hay que esperar al invierno ya que eso igual genera cierta incertidumbre. Pero nosotros, al menos, seguiremos componiendo y trabajando.
Escucha CIBERUTOPÍA de principio a fin a continuación: