18 | 04 | 2021 por Jorge Cortes.
Cuando denunciar e incomodar políticamente se conjuga con la habilidad de componer canciones.
En algún momento del futuro cercano se hablará de la generación que soportó la primera gran pandemia del siglo. Gracias a las tecnologías actuales es probable que queden más registros culturales que intentaron radiografiar este momento en comparación con otras pandemias sufridas por la humanidad. Porque sí, los libros de historia tendrán que tener un capítulo que hable del desarrollo de las ramas artísticas durante este periodo. Se hablará que muchos artistas tuvieron que vender sus equipos para costear alimento, se dirá que todo el universo de trabajadores de las artes fue abandonado por los gobiernos y ministerios, se dirá que la cesantía en el sector subió drásticamente, entre otras cosas. Por supuesto en esos mismos libros se hablará de la odisea que tuvieron que vivir los artistas para seguir haciendo aquello en lo que son adictos, su trabajo. Se dedicarán capítulos que contendrán trabajos, audios y citas textuales de todo el arte que se produjo y es muy deseable que al menos en el área latinoamericana se nombre Odisea, el disco de la banda ecuatoriana Munn que salió en plena crisis y que convirtió en ritmos y acordes aquello que los ojos vieron y aquello por lo cual los gobiernos quisieron ser sordos: como las personas normales resistían la nueva “normalidad” bajo amenaza latente
Munn se las ingenió para disfrazar la realidad de una metáfora vestida de ciencia ficción que nos habla de una existencia paralela que a simple vista puede ser perfectamente la trama central de una película distópica con influencias de William Gibson y que en sus primeros segundos advierta al espectador con la frase “basada en hechos reales”. Tan real que dolerá, que entrará por los oídos y se hará tumor.
En general Odisea tiene una atmósfera cargada a lo electrónico densamente oscuro. Un sonido que envuelve lentamente, cuya acción se clava en el oyente quién finalmente es engullido por la banda como si fuera un inocente conejo engullido por una serpiente sonora ecuatoriana.
EL disco cuenta con 11 tracks que perfectamente pueden ser capítulos de un libro con estética cyberpunk que sirven de metáfora a todo lo que inspiró la producción.
El track que abre el disco lleva por nombre la bitácora de cuatro versículos de segunda de Reyes (2R1: 1-4) que habla sobre la muerte de un rey: “Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel y Ocozías cayó de una ventana…”
¿Metáfora eres tú? Todos saben el concepto que se forma si entre las letras de Acab se agregan puntos. Moab por otra parte es el fruto de una relación incestuosa con el fin de perpetuar el poder. Todo queda en familia. Ocozías es aquel sordo rey que por no escuchar encontró la muerte. “frío en la piel, aire sin salida, cuerpo sin ley”. Este track es una declaración de intenciones que marca el disco para bien.
A continuación viene Odisea, composición que le da el nombre al disco y de la cual se destaca una rítmica que produce vaivenes emocionales. Se baila según lo que diga la banda. “Ahí llegan, son mil, que hacen aquí?, son virus, invasión, son miedo,” La lírica y la voz es el ingrediente que hace de este tema algo que traspasa la rítmica. Luego del movimiento viene la quietud reflexiva y obsesiva sobre averiguar qué quiere decir el cúmulo de palabras hilvanadas. No hay que buscar mucho, la respuesta es obvia y salta al oído.
Latido es el tercer hipnotizante track del disco. Una canción que parte con calma aparente, para luego revelarse como una ansiedad vestida de santa paz. Esto es lo que genera el claustro cuando se tiene talento y habilidades de composición. “Nunca más acomodarse a la distancia”. Es un palpitante grito al cielo de siete millones de personas diciendo “estamos hartos, basta de excusas” y que hace Eclosión al continuar una narrativa de textura sonora sintética acompañada de samplers y arpegiadores.
Tempestad es el track que contiene una mayor carga política explícita respecto al resto de las canciones que componen el disco. Es una musicalización de samplers de entrevistas. Se puede decir perfectamente que es un documental sonoro. “Se están sembrando vientos que cosecharán tempestades”. Revolución. Octubre del 2019 no fue solamente para Chile. El mundo entero está bajo el mismo yugo de StatusQuo que tiene a gran parte de la sociedad en estado de descomposición y la otra pequeña parte lucrando con aquello.
“…sus intenciones de matar, sentirse aliados por mirar” es una frase que tiene la letra de la sexta canción llamada Cabal. Musicalmente tiene un ritmo más accesible para aquellos y aquellas no tan asiduos a escuchar música experimental. “Necesidad de acumular más” podría ser un verso cantado en un teatro lleno al ritmo de luces que hacen flash mientras se mezclan con el público saltando, cuando vuelva la normalidad, claro está.
Náufrago es la pista más acústica dentro de un disco en donde parecía casi imposible encontrar algo que no fuese síntesis de sonidos. Este track es un descanso potente que cubre al oyente con guitarras acústicas acompañadas con cuerdas frotadas. Es un bálsamo que permite que la lucha interna del disco entre con mayor facilidad, aunque nunca será fácil porque la lucha no lo es.
La siguiente canción retoma la síntesis y la atmósfera nebulosa que a estas alturas ya es adictiva. Utopía comparte la oscuridad que provocan las distintas progresiones armónicas de todo el disco, aunque sigue siendo algo más bailable incluso para entrar en un trance de cabeceos y manotazos gracias a su riqueza rítmica.
Volar se presenta con un ritmo más pop, es más estable. Al principio resulta extraño dentro de un disco más cargado a lo experimental. Es un tema que no tiene nada que envidiarle a las composiciones de radiohead, ya que comparten un pulso modestamente más acelerado que da tiempo para no perderse ningún detalle de los elementos sonoros que van sonando, pero sin perder la velocidad. Es un tren a la velocidad precisa para apreciar todo el paisaje sonoro que es capaz de diseñar Munn.
El penúltimo tema de Odisea es el más extenso del disco, aunque ni lo parezca. El juego de voces femeninas y masculinas es simplemente precioso, sumado a ese ritmo triphopero y los scratch, generan un caminar que no cede en búsqueda sonora. Son demasiados los elementos sonoros a resaltar, se sugiere escuchar con audífonos mientras caminan por una autopista con el tránsito en contra.
Inercia cierra el disco regalando una voz que entra al oído como seda. Sirve como una composición amena para ir bajando las luces y taparnos en todo lo que hay que leer entre líneas para entender el concepto entero de este disco. Entender que el rol del artista también es llamar la atención política y jugársela con una postura. Saber y asumir que con eso pueden alejarse del entretenimiento de masas pero acercarse a la empatía de sensaciones de otros que no tienen voz.