14 | 12 | 2020 _ por Fabián Escudero
La violinista canadiense habló desde su encierro sobre Opening Ending, la nueva pieza musical de su proyecto solista en colaboración con el realizador audiovisual Jem Cohen. También se refirió a los efectos que ha tenido la pandemia sobre su creatividad compulsiva, sus raíces culturales y su cosmovisión del arte en la sociedad.
En septiembre, la compañía estadounidense de guitarras Fender anunciaba que este 2020 sus ventas habían incrementado de una manera jamás antes vista. El director ejecutivo de la legendaria empresa aseguraba a The New York Times que iba a ser “el año de mayor volumen de ventas en la historia”. Un récord de crecimiento “de dos dígitos”, agregó.
No debería ser extraño si se considera que el confinamiento ha dado paso a la “ociosidad”, palabra que se acostumbra a encasillar negativamente pero que, por el contrario, ha sido la raíz de grandes avances tecnológicos y artísticos desde el comienzo de la historia de la humanidad.
¿Pero qué pasa si sumamos a la ociosidad un entorno hostil? Algo así como un virus mortalmente peligroso y una pandemia global que cambia radicalmente la forma de vivir. ¿Podría el resultado ser algo positivo? En el arte interior del tercer disco de la banda canadiense Silver Mt. Zion titulado This Is Our Punk-Rock, Thee Rusted Satellites Gather + Sing es posible leer una breve, pero significativa oración: “Hearts in need make symphonies” (“los corazones necesitados hacen sinfonías”). Palabras que parecen englobar la situación de muchos artistas desesperados que durante estos meses de encierro no tuvieron más alternativa que hacer lo que mejor saben hacer: crear.
Tal es la situación de Jessica Moss, oriunda de Toronto, Canada, radicada en las gélidas tierras de Montreal, violinista desde su temprana infancia y miembro de destacados proyectos (extintos o no) de la escena experimental canadiense como Black Ox Orkestar y los ya citados Silver Mt. Zion.
En medio de una ajetreada cuarentena, la músico norteamericana se las arregló para mantener la llama de la creación ardiendo, mientras dividía su tiempo entre las labores maternales con su pequeño Ezra y su creciente ansiedad por un año de su vida sin poder recorrer el mundo haciendo lo que más ama en la vida: tocar en vivo.
No obstante, el sedentarismo forzado no fue en vano. En conversación con LeRock Magazine, Moss relata que la cuarentena le permitió, como nunca antes, encerrarse a componer y grabar material suficiente como para lanzar una nueva placa en su discografía solista ya cubierta por sus álbumes Pools of Light y Entanglement, publicados en 2017 y 2018 respectivamente por Constellation Records.
El primer adelanto de este estallido creativo es Opening Ending, un sencillo en colaboración con su íntimo amigo, el cineasta afgano-americano Jem Cohen que, en sus propias palabras, es “la canción más judía de su carrera” y refleja gran parte de sus emociones albergadas por el contexto mundial, así como una evolución en su carrera individual marcada por sus raíces culturales y una particular cosmovisión de la vida y de las artes.
Gran parte de la música y los proyectos en que has estado relacionada tienen raíces o intentan transmitir ciertos elementos religiosos, particularmente judíos. ¿Cómo te relacionas tú con esas raíces y qué función cumplen en tu arte?
Bueno, puedo hablar por mí. Soy judía. Mi compañero de paternidad y música también lo es. Y buen número de mis otros colegas también lo es. Creo que dependería de cuál de todos los proyectos hablamos. Mi relación con el judaísmo no es religiosa, sino que muy musical… si es que eso tiene algún sentido. Mis lazos con la religión misma son muy delgados. No tengo conexiones espirituales con las personas y no hay un hueso en mi cuerpo que sea religioso (ríe), pero sí estoy fuertemente ligada en lo que respecta a la comunidad y la cultura.
Entiendo, pero de alguna manera la música es muy espiritual, ¿no? Eso es notorio en cualquiera de tus bandas, desde Silver Mt. Zion, a Black Ox Orekestar y tu proyecto solista.
Sí, para mí definitivamente la música es algo espiritual. Es muy bueno que lo digas, definitivamente hay algo espiritual en esta música. Quiero decir, Black Ox Orekestar es explícitamente judío, todos los integrantes lo somos y formamos esa banda para tocar ese tipo de música. En mi proyecto de música, bueno, es quien soy y de dónde vienen mis raíces. Y en Silver Mt. Zion hay un cruce de caminos donde algunos miembros no son judíos y se produce un encuentro multicultural.
Tu nueva canción, Opening Ending, tiene un video filmado por Jem Cohen. En una conversación con él, expresaste que era tu pieza musical más “judía” hasta ahora.
Sí, la canción “más judía” hecha por mi cuenta. Desde Black Ox Orekestar es la primera canción que hice sola y me concentré en este tipo de música para armar la pieza completa a mi manera.
¿Esto se dio de manera natural o fue, de alguna manera, planificado?
Bueno… llevo un tiempo pensando en mi proyecto solista y, pese a que han pasado un par de años y llevo dos discos, aún se siente como una experiencia nueva para mí. Estuve tocando en bandas por veinte años antes de que siquiera me proyectara en la idea de ser solista. Nunca creí que lo haría. Quise explorar y saber qué es lo que saldría de mí si me diera la oportunidad, si tan sólo estuviera yo en el escenario. Saber qué pasaría.
Cuando giro, lo hago por mi cuenta, y toco por mi cuenta y me tomó harto tiempo sentirme cómoda haciéndolo. Estuve todo el año pasado de gira con Entanglement. Abría los shows tocando estas cuatro piezas tradicionales que realmente amo, con arreglos propios, y de repente pensaba que las personas entre el público del país en el que estuviera, no están constantemente expuestas a este tipo de música. Sentía que me estaba exponiendo, sobre todo en tiempos tan complicados como los que estamos viviendo. Hay un espíritu de supremacismo blanco, antisemitismo, racismo… y todo lo que conocemos que antes era superficial, por supuesto que está más a la vista. Así que quería mostrarme y saber qué pasaría al mostrarme y decir “esta es quien soy”, y si hubiese algún atisbo de incomodidad, enfrentarlo cara a cara. Ese era el primer paso a dar en esa dirección, creo.
¿Crees que los artistas independientes tienen una responsabilidad frente a los conflictos políticos y sociales?
No. No siento que haya una responsabilidad… yo no opero fuera de eso, así que me es difícil imaginarlo, pero conozco muchos artistas cuyo único objetivo es simplemente crear algo hermoso y lo respeto como tal. No creo que exista una responsabilidad. No creo que estás haciendo algo malo si no te comprometes con algo. Sí creo que hay más apertura y que más gente se compromete a ciertas cosas. Creo que hay una responsabilidad de no ignorar… pero creo que hay espacio para todo tipo de expresiones.
¿Qué es ser un artista independiente en estos tiempos? Considerando la pandemia y todo lo que estamos viviendo…
Todo lo que puedo decir es que soy una persona fenomenalmente privilegiada. Tengo mi pequeña parte del mundo lo suficientemente establecida y, financieramente, puedo estar bien un tiempo más. Este es el primer año en mi carrera en el que no estoy de gira. Estoy viajando desde los dieciocho años, por lo que ha sido una experiencia ilustrativa, por decirlo de alguna forma, el estar en un solo lugar. Tengo la ayuda de Constellaltion, del gobierno canadiense, tengo la suerte de tener un sistema de ayuda familiar. No tengo miedo de caerme por el precipicio. Y sé que soy parte de ese exclusivo grupo de personas que pueden decir eso, por lo que trato de tomármelo en serio. Y de eso sí que siento una responsabilidad. Si voy a ser parte de los privilegiados, entonces no la voy a cagar. Voy a trabajar duro planificando nueva música, tours, etcétera. Si llego nuevamente a irme de gira después de esto… no volveré a dar por hecho nada otra vez.
¿Has podido ver cómo la pandemia ha afectado a artistas y comunidades independientes como Constellation Records o sus músicos?
Sí, por supuesto. Quiero decir, estamos atrapados en casa ahora así que apenas le hablo a otras personas (ríe), pero sé que hay un montón de personas pensando en cómo seguir. Estoy segura de que hay gente lo suficientemente loca aún como para seguir buscando la manera de continuar haciendo arte. Pero estoy segura de que los músicos somos como cualquier otra persona. ¡Y es que no somos diferentes! Somos como cualquier persona, con la excepción de que nuestro rol en la sociedad no existe en este instante. Pero somos como los demás, y todos la estamos pasando terriblemente mal en estos momentos.
¿Ha cambiado mucho tu vida como músico con la pandemia?
Creo que me volvió profundamente productiva. Usé los primeros meses encerrada trabajando. Aún era invierno en Montreal cuando empezó. Estaba todo oscuro, solitario… tuve también algunos momentos familiares difíciles. Y esos tres meses me las arreglé para utilizar la sala de ensayo de Godspeed You! Black Emperor –que antes compartía con Silver Mt. Zion–, y ahí logré encontrar unos días en que estuviese vacía y grabar muchas ideas. Millones de ideas y millones de horas de ensayo. Por primera vez pude trabajar sin un deadline o sin la presión de tener que tener el material listo para una fecha. Antes, siempre que grababa material, lo hacía con piezas que ya conocía íntimamente, que las hubiese tocado en vivo, etcétera. Cuando haces un disco, tienes que tener en mente la duración, cuánto tiempo de música en realidad tienes grabada, para restringirte en cuanto a qué quieres expresar dentro de un tiempo en particular. Y esta ha sido la primera vez en la que no tengo límite. Lo dejé correr. Y ahora tengo este ladrillo de trabajo que es tan grande. Es una posición extraña. Tengo como dos horas de música grabada. Y me encanta todo. En los primeros meses de pandemia, mi nueva música se transformó en mi familia. Así que en los momentos en que no estaba haciendo de mamá, o cuidando la casa, o viendo temas del home school, estuve trabajando en el material nuevo.
Viendo el video de Cohen para la canción, da la impresión de que todos estos paisajes retratados de Nueva York responden un poco al contexto de la pandemia mundial. Quizás es sólo idea mía, pero la música me genera esa sensación.
Bueno, la pieza misma fue una de las que estuve trabajando fuertemente en el aislamiento. Jem y yo nos conocemos mucho y tenemos esta relación en la que podemos pasar harto tiempo sin hablar íntimamente, pero cuando lo hacemos… ya sabes, es de esas personas con las que puedes abrirte, aunque no lo veas diariamente. Y justamente no habíamos conversado en un tiempo cuando surgió este proyecto. Charlamos por teléfono, él estaba en Nueva York. Nunca me sentí tan valiente como para pedirle que hiciera algo así antes porque, ya sabes, es este director tan grande y consolidado. Lo veo como un artista mayor y lo respeto demasiado. Pero también somos amigos así que en ese momento pensé “¿qué tal si le pregunto?”, y resulta que aceptó. Me emocionó que me dijera lo mucho que le había gustado la canción.
Cuando le pedí que hiciera el video, no sabía qué era lo que iba a armar. Sabía que no podía salir a grabar cosas nuevas y que probablemente fuera un hermoso collage porque ese es su estilo. Yo también pienso en mi música como un collage porque casi nunca grabo cosas de forma lineal. Generalmente improviso y grabo ideas sueltas y después trabajo en la forma de unirlas para que digan lo que quiero que digan. Después añado detalles. Diría que la mitad de lo que sale de mí son cosas espontáneas que luego comprimo en espacios increíblemente controlados de expresión. Y creo que eso encaja muy bien con la forma en que Jem trabaja haciendo conexiones entre las imágenes. De hecho, es muy visible en el clip esa línea invisible que va guiando cada imagen: una mano a otra mano, un color a otro color. Así que cuando dijo que sí, sabía que sería algo hermoso. Luego me mandó el primer corte y sólo hubo muy pequeños cambios del que está disponible ahora en línea. Y fue impactante ver estas imágenes que tomó de la ciudad pre-pandemia y supongo que tomó algo de esta oscuridad abierta en la música y fue algo como, no lo sé… sí, por supuesto que está cien por ciento relacionado con la pandemia.
El título también parece sugerirlo, ¿no? No sabemos cómo terminará esto…
Sí, por supuesto. Aprecio mucho que se note. Le pregunté a Jem si le parecía un buen título y me dijo que sí. Es interesante porque tenía otro título antes, que era Close distance, que tenía un doble sentido, porque podría interpretarse como close de “estar cerca”, o close de “cerrar”. Y close distance podría significar algo como acortar la distancia, pero también era paradójico porque son antónimos. ¿Se entiende? Pero me aproblemaba la idea de tener la palabra “distancia” en el título porque es un término del que estamos jodidamente aburridos de escuchar ahora mismo, sobre todo porque es algo que debemos mantener entre las personas que amamos en este momento.
La verdad es que las palabras no son mi fortaleza a la hora de comunicar cosas (ríe) porque mi cerebro está lleno de mucha música y muy pocas palabras.
Qué bueno que menciones eso porque justamente te quería preguntar ¿cómo se consigue decir o transmitir cosas a través de la música instrumental?
Bueno, en Mt. Zion es… digamos que Efrim (Menuck) es lo completamente opuesto a lo que soy yo en ese sentido (ríe), él usa de manera increíblemente bella las palabras. Yo puedo literalmente ver cómo las palabras fluyen en su mente y llegan con lo que él quiere decir. La poesía de sus mensajes aparece rápida y fácilmente. Por mi parte yo puedo decir que me pasa lo mismo, pero con la música. Usualmente puedo expresarme con mis amigos de manera más musical que con palabras. No sé cómo explicarlo. Quizás es que, para mí, las palabras limitan las emociones que se pueden transmitir, mientras que la música da libertad para expresarlas. Quizás es porque siempre tengo claridad respecto de los estados de ánimo y los sentimientos que quiero mostrar al momento de componer. Si medito en estas ideas o temas, e improviso en esos momentos, logro fusionar todo. Yo nunca no sé lo que quiero decir, pero no espero que los demás lo sepan, ¿sabes? Y no creo que sea necesario que los demás sepan exactamente lo que quise decir.
¿Crees que lo más importante es que las personas se sientan “tocadas” por tu música?
Creo que ése es precisamente el punto de todo. Para mí al menos el punto de ser músico es estar en un espacio con gente y experimentar lo mismo. Ése es el punto. Los discos, pese a que me encanta grabar y todo el proceso de edición y mezcla, no tengo una relación con ellos una vez que están terminados. Para mí lo importante sigue siendo el pensar “cómo toco esto en vivo”, “cómo presento esta pieza”, “cómo interpreto esto”. Todo tiene que ver con la experiencia en vivo.
Entendiendo eso, que no mantienes una relación estrecha con los discos que has hecho. Pero, si tuvieras que elegir uno o dos discos de tu carrera (en cualquiera de tus proyectos), ¿cuál consideras que te satisface más?
No soy una persona satisfecha (ríe). No sabría siquiera cómo se siente eso. Soy extremadamente perfeccionista en cuanto a lo pongo en el mundo. Y, de todas maneras, los únicos discos en los que tengo el control absoluto son los míos. Y aun así siempre escucho… oh, mierda (ríe), quisiera tenerlos de vuelta y cambiar una o dos cosas (ríe). Interesantemente, los discos de Black Ox son los que siento más cercanos a la satisfacción cuando hablo de ellos… aun así haría algunos cambios. Quiero decir, son los que se sienten más nuevos. Podrían haber sido grabados el año pasado, o diez años atrás, o quince. Quizás es porque estuvimos explorando algo específico. Respecto a los álbumes de Mt. Zion… yo soy como una quinta o séptima parte de lo que pasa ahí. Es una banda tan de escenario para mí. Hay canciones de la banda que no escucho hace por lo menos diez años. Hay otras que oigo a menudo y que creo que son perfectas. Creo que son momentos, más que nada, que considero que captan lo que quisimos mostrar. Soy demasiado perfeccionista para lanzar algo y sentirme completamente realizada (ríe).
¿Es Opening Ending un adelanto para un nuevo disco?
No estoy completamente clara de cómo será el nuevo disco. Cuando comenté que había grabado mucha música, bueno, esta pieza era parte de eso. Le entregué a Ian (Ilavsky) de Constellation todo el material y él seleccionó este tema. Yo estuve de acuerdo con él. De alguna manera es parte del nuevo trabajo, aunque aún no tengo claro exactamente la dirección del nuevo trabajo. Lo que sí tengo en mente es que haré un disco de Jessica Moss, y un disco de música judía como dos proyectos diferentes.
En un mundo tan jodido, hace falta nueva música de Silver Mt. Zion. ¿Podemos esperar novedades?
(Ríe) Nadie puede esperar nada ahora mismo. Definitivamente te puedo decir que nada está fuera de conversación. Pero también te puedo decir que nada parece posible ahora mismo. Ni siquiera podemos estar seguros de ser amigos. Hemos estado encerrados tanto tiempo sin ver a nadie y probablemente seguiremos así por mucho tiempo más. Mi situación personal es que vivo en la parte inferior de una casa con Ezra, mi hijo. En el piso de arriba vive mi hermana, con su roommate, y en otro sector de la casa, enlazado, vive Efrim con un compañero. Así que nuestra pequeña burbuja es, de hecho, grande, por lo que no podemos incluir demasiadas personas al espacio. Nada se siente demasiado seguro ahora. Quizás en seis meses más todo se sienta un poco más calmado, así que ya veremos. Ya veremos.