18 | 12 | 2020 por Jorge Cortés
El cuarteto de Princeton, New Jersey, nos deleita con una combinación entre, math, punk, y emo, presentando un trabajo que concreta su maduración musical.
Pete Davis y Nick Shaw nunca se conocieron de manera presencial. Ambos vivían en ciudades distintas, pero eso no fue impedimento para que en el año 2011 compusieran canciones a distancia dando el puntapié inicial a un llamativo proyecto musical: Invalids, un ejército de dos hombres llenos de piruetas rítmicas y melodías sustanciosas que bailan entre el math, el emo y otras monstruosidades.
Pero nada termina tal como empieza. A lo que se supone que era sólo una banda de homestudio, se sumaron como miembros de tiempo completo Joe Scala, Raymond Bonanno y BrockBenze… no sin sacrificar al cofundador Shaw.
A lo largo de su existencia el math-rock ha tomado influencia del glitch, drone, post-rock, soul, chip tune y una larga lista de etcéteras que por respeto a la paciencia del lector no se nombrarán. Invalids suma aún más influencias, alejándose del purísimo ritmo matemático que llevó a la cúspide a Don Caballero en la última década del pasado milenio.
Al ir entrando en sus composiciones, aparecen rasgos de ese emo desgarrador y crudo de los años 90, así como el punk melódico de la costa oeste. De hecho, la banda tributó a Blink-182, versionando Lemmings.
Son varias las características que hacen de esta banda única. De partida, la gran mayoría de los temas cuenta con letras cantadas por el mismísimo Pete Davis, encargado de deslizar sus cinco dedos por todas las cuerdas de su guitarra, tanto en Eunoia (2012), Strengths(2014), y en su EP Fulfillment (2018). ¿Cómo un guitarrista puede cantar y hacer un complejo tapping al mismo tiempo? Lo puede hacer. Punto. El virtuosismo del tapping no solo asoma en las manos de Davis y Bennzel, sino también en la forma en cómo sus voces acompañan el todo de la canción.
Su más reciente EP refleja muy bien el avance y cada característica distintiva de la banda. Los recurrentes cortes rítmicos son apreciables desde los primeros segundos de este EP. El disco parte con General Sherman, una “meta canción” que revisita el primer promocional de su debut, Eunoia, a modo de prólogo de todo lo que se avecina. En Idle Promise, es como si Pete Davis compitiese por poner todos los cambios de compás posible dentro de una canción sin sonar sobrecargado. Hay que decir que dentro de esa dinámica, a lo largo de este y sus anteriores trabajos, aparecen algunos compases “chiripiorca” que hacen que las canciones tengan cambios abruptos salidos de la nada y que luego vuelven a la “normalidad”, como si fuera un tartamudeo o cada verso y estrofa sufriera Síndrome de Tourette. ¿Acaso podríamos estar frente a un nuevo género, el math-tourette?
El tercer tema, A rather mediocre genious, es una demostración de lo que se puede lograr si se transgreden algunas costumbres musicales como la forma y estructura. El desorden –u orden alternativo–, puede ser un aliado o un amante recurrente en este caso. Master of Atom es el single promocional del EP y puede ser descargado gratuitamente desde la web de la banda. Aquí, Pete Davis logra el mejor juego de voces de su carrera.
Finalmente, Scourge of a Despot logra un punto suspensivo que genera expectativas sobre el futuro de la banda. Pero, en verdad, podremos esperar algo del 2021. Ya veremos.