29 | 04 | 2022 _por Matías Muñoz
Llevar tantos años en el ruedo es difícil para cualquiera. Mantenerse fiel a un estilo, -aunque las clasificaciones no sean lo suyo- resulta otro desafío más que interesante. Así es el devenir de los colombianos de MULA, quienes debutarán en Chile en el LeRock Fest 2022 con una propuesta cuyo sino es el desenfreno y el caos. Un mestizaje sonoro que siempre tendrá algo que decir.
Desde Bogotá, MULA debutó en 2013 con el antiestructurado "De carga pesada y patada fina", un álbum cuya fresca fórmula se cobijó en los sonidos del jazz, la improvisación, el noise y una actitud punk acompañada de texturas más experimentales que se consolidaron gracias a la riqueza de influencias del grupo liderado por Santiago Botero junto a Enrique “Kike” Mendoza, María Valencia, Juan Ignacio Arbaíza, Pablo Muñoz, Camilo Bartelsman, Diego Herrera y Alejandro Araujo. Ha sido esta compleja pero estrecha relación lo que fortalece el sonido de la banda y de paso, la clave para mantenerse en el ruedo, un consejo que Santiago Botero también aplica para quien quiera iniciarse en la música. «Cuando encuentren gente que se sienta como familia, aférrense a eso como un tesoro. Es allí donde está la música».
Hoy, tras una evolución natural y una búsqueda constante de alcanzar un sonido más personal, la banda se debate entre sus influencias, cómo es sonar de la manera en que suenan y su presente dentro de una escena donde son la patota más revoltosa. «Está claro que nosotros somos una banda con un público muy de nicho y que no es un público masivo, pero estamos tranquilos con eso».
—Mula se ha dado a conocer por su intensa mezcla de elementos. Juegan con el noise, el freejaz, todo en clave experimental y lejos de las categorías, ¿Cómo ha sido para ustedes insertarse con esta mezcla en el panorama musical de su país?
Santiago: Bien, creo. En general ha habido mucho cariño y una respuesta positiva por parte del público, emisoras, festivales, programadores y demás agentes de este entramado complejo que es la escena artística y musical colombiana.
—¿Se sienten como outsiders en la escena local?
María: No. Digamos que es evidente que no hacemos parte de la escena mainstream, cosa que en lo principal y a mí personalmente no me preocupa y de hecho me alegra. Pienso que hacemos parte de una escena necesaria en la que dialogan el rock, las músicas experimentales, músicas académicas, improvisación libre, y aunque en Colombia (probablemente como en casi todas partes del mundo) no es una escena masiva y grande, hay una movida que crece y se nutre cada vez más de nuevas generaciones. En ese sentido no lo veo y no siento como que MULA sea un grupo de outsiders.
Santiago: Sí y no. Somos outsiders si entramos a hablar de una escena local que se centra en una idea de encontrar un lugar en el mainstream musical y que quiere pertenecer a él o que ya pertenece a él. Ahora bien, esa idea de trascender al mainstream no me preocupa. Tampoco es algo de lo que yo me sienta orgulloso, como si hacer esto nos hiciera mejores, es simplemente que la búsqueda musical que llevamos, la cual esta cargada por texturas pesadas, ruidosas y aleatorias, nos lleva a no estar en ese lugar y lo aceptamos de manera tranquila, sin afanes, sin pretensiones. Ahora bien, no me siento como outsider porque creo que la escena local bogotana es bastante variada y se nutre de todas las propuestas que hayan, unas más conocidas y con mas popularidad que otras, pero en general somos una misma familia… Al final es mucha gente y mucha música, pero mucha no es tanta, creo que nos conocemos y nos reconocemos entre casi todos.
—MULA significa desorden y desenfreno pero todo dentro de una estructura muy rica desde lo sonoro, ¿Creen que la música debe plantearse así? ¿Qué mensaje o consejo pueden darle a las nuevas generaciones que se atreven a experimentar?
S: (...) si la pregunta se refiere a que la música en general, toda la música se deba plantear así, pues no. Realmente la música se debe plantear como salga y será muy cliché y todo pero que sea de manera honesta. Ahora, si la pregunta es que la música de nosotros deba plantearse así… pues no sé. Es que creo que se nos da de manera muy natural tocar así, ya son unos buenos años, discos, conciertos, viajes, festivales. Creo que así es que nos gusta sonar. Ahora, eso no quiere decir que sea la única manera, recientemente estrenamos el Alter Ego de MULA, se llama ALUM y son composiciones mas melódicas, dentro del ambient y el indie pop, mucho más tranquilo y menos frenético.
El único mensaje o consejo que puedo dar a nuevas generaciones es que no pongan atención a lo que les digan de cómo se deben hacer las cosas, sigan sus pulsiones mas profundas y atrévanse a hacerlo. Suena a pura frase de cajón pero es que sí realmente es así. Lo otro es que cuando encuentren gente que se sienta como familia, aférrense a eso como un tesoro. Es allí donde está la música.
Tras debutar en 2013, la banda de Chapinero, Bogotá, preparó lo que sería el salto de su arriesgada pero clara idea. Del desenfreno inicial, se consolidó una formación y un concepto que dio vida a "Resiliente" (2017), "un trabajo hecho a punta de noise estructurado, sin prevenciones estéticas, que van directo a la yugular". Esa actitud llamó la atención de muchos gracias a sus influencias disímiles que descansan en Swans, Sonic Youth, Supersilent o Behemoth. En este álbum en particular, MULA afianzó un sonido único que incluso tributa a los grandes melodicisitas latinoamericanos como José José y Diomedes Díaz, figura clave del vallenato.
—Son una banda de fuertes raíces jazz pero con una actitud muy punk… ¿O es al revés? ¿Cómo es convivir con esa tensión de estilos en una banda tan numerosa?
S: Ambas, creo. Yo comencé el proyecto con una idea de hacer una banda de jazz que rockeara, haciendo caso a mis inicios de adolescente en el metal, el punk y el hardcore y que dialogara con otros intereses que fui aprendiendo en mis veintes como la música experimental, el jazz, la impro y la música electroacústica. Con el pasar del tiempo, el volumen era mayor y las composiciones dejaron el tinte del jazz para ser mas canciones de corte de rock progresivo o math rock o algo así. Creo que hoy en día MULA es una banda de rock noise con influencias del jazz y la impro. Pero ese problema de los géneros a los que pertenecemos se lo dejo al oyente, para unos somos muy ligeros para ser una banda de noise rock, para otros muy rockeros para ser una banda de jazz, igual no es algo que para mí sea un problema, es más algo curioso con lo que he aprendido a convivir y convivir con esos estilos ha sido fácil, porque es puro mestizaje, es escucha, es diálogo, son cosas en las que cada uno de la banda creemos, no nos definimos por una sola, somos muchas capas de todo lo que oímos y MULA es un crisol donde ponemos ese caldo de cultivo de influencias musicales a reproducirse.
M: Personalmente no me siento cómoda casándome con uno u otro género específico, prefiero pensar en música. En ese sentido no sé si es jazz con punk, punk con jazz o cualquier otro género con otro. En MULA, como en casi todos los otros grupos de los que hago parte, siempre hay una coexistencia de diferentes influencias musicales y estéticas. Creo que esto enriquece los proyectos y la creación artística, así que en ese sentido no siento que haya una tensión entre diferentes estilos, más bien hay un diálogo que nutre la música.
—Sea explícito o no, esa actitud y ese estilo es también una propuesta política. Mula asoma como una banda con contenido, ¿qué tan importante es el contenido en la música actual?
S: Como decía Luigi Nono, “todo sonido es político”. No es algo que busquemos de una manera directa como por ejemplo una banda como Rage Against The Machine, Los Prisioneros o algo así, pero sería imposible decir que no nos afecta nuestro contexto y realidad y más en Colombia que es un país tan convulsionado en matería politica y social.
Supongo que lo ruidoso y lo directo del sonido es algo que nos pone en un lugar de resistencia frente a lo común y placentero que a veces se asoma como entretenimiento. De nuevo, no es algo que hagamos en primer caso por rebeldía así no más, sino porque genuinamente nos gusta habitar ese sonido y esa manera de hacer las cosas, nos sentimos cómodos allí, yo al menos. Toda música tiene un contenido, todo tiene un subtexto, un contexto y un pretexto, no hay nada que escape a eso porque simplemente está hecha por humanos y los humanos somos complejos y somos muchas capas. Podrá o no gustarle a una persona cierto tipo de música, pero creo que no es posible decir que no tiene un contenido. Ahora bien, si la pregunta es por la cualidad o la calidad de ese contenido, no sé, no soy nadie para juzgar la relevancia de eso, de hecho me parece pretencioso el sólo pensar en eso, no que la pregunta sea mala, sino que es algo que prefiero no hacer, es una posición sobre la cual no quiero estar. Cada quien que se haga responsable por su contenido.
No fue hasta "Matasesos" (2019), su último trabajo, que la idea pudo convertirse en algo más personal y ambicioso. Este potente disco aglutina la experimentación y agrega el elemento vocal como un ingrediente más de su ya complejo entramado. Golpes secos de batería, guitarras desenfrenadas y vientos acompañan los riffs violentos del bajo de este caldo de cultivo llamado MULA.
—Desde “De carga pesada y patada fina” hasta “Matasesos” se nota un cambio en la actitud y la fuerza, ¿Qué buscaban con su último disco en particular?
S: Realmente la actitud siempre fue la misma, tal vez lo que puedo decir que es los últimos discos recogen de mejor manera ese espíritu. “De Carga Pesada…” en vivo sonaba mucho más pesado que en el disco, pero por varias razones el disco no quedó así. El disco que marca la pauta para nosotros de cómo poder conseguir ese sonido que teníamos en vivo es “Resiliente”, a partir de allí nosotros mismos logramos entender mejor lo que hacemos. “Matasesos” es “Resiliente” 2.0, es más estructurado y con una producción mas compleja.
—¿Han estudiado la posibilidad de integrar más instrumentos y seguir buscando otros sonidos? ¿Mula no se cierra a ninguna posibilidad?
S: Más instrumentos sí, más músicos no… ¡Es que ya somos muchos! Y la logística es muy compleja. Pero sí, me gustaría darle más presencia a otros instrumentos. Por ejemplo, Juan es un flautista virtuoso y me gustaría que la flauta estuviera allí, María es una clarinetista con un sonido personal increíble y quiero que eso esté también, también me gustaría incluso ver la posibilidad de tener dos bajos y que sea Kike alternando con la guitarra y el bajo, también más percusiones y más procesos en vivo. Sí queremos seguir buscando otros sonidos, ya mencioné a ALUM que es básicamente MULA al revés, es partir desde otro lugar, otra búsqueda y otro sentir. Es como una banda dentro de la misma banda.
Yo creo que no nos cerramos a ninguna posibilidad musical, tal vez nos cerramos o me cierro más bien a que tengamos que hacer las cosas por algún tipo de presión donde se nos exija sonar de una manera específica que atente contra la pulsión profunda que tengo sobre la música.
—Pronto estarán Chile, donde también existe una interesante escena experimental, ¿Qué esperan de su presentación en el país?
S: Es muy emocionante, primero porque entendemos que una propuesta musical de nuestras características es muy difícil que salga de Colombia, por el sonido, la logística y la difusión para este tipo de músicas, y apreciamos muchísimo el voto de confianza por parte de LeRock. Por otro lado, es algo soñado por conectar con diferentes artistas, bandas y músicas y músicos de Latinoamérica con los que sentimos que hay mucha afinidad musical. La expectativa es grande y es bonita, me saca una sonrisa sólo pensar que vamos a tocar allá.
M: A mí personalmente siempre me interesa conocer nuevas músicas y nuevos creadores y eso me tiene contenta del festival porque veo que hay un cartel muy interesante de varias propuestas que no conozco y sobre todo el 98% del cartel es latinoamericano, cosa que me alegra aún más. Creo que estos diálogos son necesarios para que podamos seguir asegurándonos de que tenemos escenas sólidas y creativas en Latinoamérica y que la única manera de seguirlas fortaleciendo es que existan festivales como este. Así que esperaría que a partir de nuestra visita a Chile estos lazos se fortalezcan y por qué no pensar en futuros intercambios.
¿Cómo observan el desarrollo de la industria musical en el continente? ¿Qué piensan de las nuevas escenas autogestionadas, colectivos y relaciones lejos de los márgenes de los sellos tradicionales?
S: Qué difícil pregunta… No soy alguien que sepa mucho de eso (...) Más bien lo que a mí me gustaría soñar como escena latinoamericana y es una escena que no debería depender del reconocimiento de los mercados europeos y estadounidenses, cuyos méritos deberían ser propios y reconocidos por nosotros mismos en nuestro mestizaje cultural tan complejo en donde confluye lo afro, lo indígena, lo occidental e influencias de lo estadounidense y hasta más. No es que esté mal dialogar con esas industrias, como ganarse un Grammy o girar en Europa y Estados Unidos, sino que me gustaría poder apostar por más diálogos entre nosotros. Ahora bien, es difícil, los recursos económicos sabemos que son más limitados y el territorio es grande, pero como digo, es algo que sueño, es mi utopía.
Para las escenas autogestionadas sólo amor y gratitud, ojalá no desfallezcan nunca. A mí me gusta la idea de la interdependencia, tal vez no creo tanto en la independencia y en los sellos tradicionales, creo que los nuevos sellos independientes copian las maneras de los sellos tradicionales y al final la diferencia realmente no es mucha. Dentro de una idea InterDependentista creo que podemos entender que como colectivo somos más fuertes, que nos nutrimos de nuestros pares y a la vez los nutrimos a ellos, que hacemos parte de un entramado humano que para mí debería propender más por unas lógicas más sanas en su relación con el dinero, la fama, el éxito y el reconocimiento profesional. Insisto, no que no se deban tener algunos o todos esos objetivos, sólo que podríamos buscar maneras más sanas, menos codiciosas y egoístas y más amorosas y más cariñosas con nosotros mismos, nuestros pares y el medio ambiente.
—La mayoría de las personas de Chile no los conoce, ¿Cómo se pueden preparar para ver la experiencia Mula?
S: No sé… ¿tapones en los oídos? A veces tocamos duro y muy intenso (risas). No sé… supongo que es un concierto donde hay un bonito balance entre lo predeterminado y la improvisación en vivo. Hay mucho vértigo, muchos cambios dinámicos, hay grandes secciones instrumentales pero también un poco de gritos punkeros con letras que pueden ser coreables. Hay grandes capas y paredes de sonido con muchas texturas y mucha información musical, métricas irregulares y superposiciones rítmicas que son difíciles de cabecear pero también hay ritmos simples que permiten cabecear y hasta hacer un poco de mosh o pogo. De vez en cuando hay texturas delicadas y un poco de humor en algunas canciones. Ojalá les guste, estamos muy emocionados.
MULA debutará en Chile el próximo 7 de mayo en el marco del LeRock Fest 2022 junto a otros nombres latinos como sus compatriotas de Mr. Bleat y las bandas argentinas Fin del Mundo y Tomates Asesinos.