08 | 08 | 2021
Luego de años de experimentación con máquinas, el músico chileno ha completado un registro sorprendente de electrónica con un marcado contenido político y de reflexión sociocultural.
Sin prisa. Ese podría ser el concepto que mejor encapsula el quehacer de Claudio Iglesias, un músico y arquitecto que ha dedicado años por igual a la observación y experimentación en ambas áreas de su quehacer creativo. Ya sean sintetizadores o espacios arquitectónicos, el creador ha hecho del lento procesamiento de información y de experiencia una forma de abordar su actividad productiva. Ahora, luego de una vasta trayectoria de relación con máquinas y módulos, el compositor ha terminado un disco debut cautivante en el que se mezclan la electroacústica, el ambient y la experimentación con field recordings. Esta entrevista busca acercarte a su mundo estético y discursivo en la previa al lanzamiento de su single Casi Marzo, que se estrenará en todas las tiendas digitales el próximo viernes 13 de agosto (y que además contará con un videoclip realizado por él mismo). El álbum completo aparecerá a la semana siguiente, el viernes 20 de agosto, a través de LeRockPsicophonique. En una distendida conversación con LEROCK Magazine, el músico desentraña los detalles de su debut y reflexiona sobre la electrónica, su viaje compositivo y la importancia de la memoria y de la fiesta para el desarrollo de un cuerpo social sano. Te invitamos a conocerlo a continuación.
Llevas unos años experimentando con sintetizadores y módulos, pero hasta ahora no habías lanzado material. ¿Cuándo comenzó a gestarse la idea de producir este disco?
Desde los 15 años que estoy componiendo canciones, en un camino que ha significado aprender a trabajar con sintetizadores, samplers y secuenciadores de hardware para pasar por un período de softwares de sintes virtuales. Hace 10 años tuve un proceso de regreso al hardware que llevó a involucrarme de una manera más profunda en el mundo de los sintetizadores de configuración fija y después comenzar a explorar los sistemas modulares. Ha sido un período de mayor investigación y prueba, generando mucho material con composiciones que quedaban siempre abiertas o sin terminar. En octubre del año pasado sentí que ya era momento de componer terminando el proceso para producir un disco. Comencé tomando una maqueta realizada cuando comenzaban las cuarentenas en marzo que finalmente sería Casi Marzo y dos realizadas en junio que luego serían Nudo y Sombras Pendientes. De esta forma, se fueron sumando las siguientes composiciones hasta finalizar 8 tracks en marzo de este año, logrando la configuración final del disco. A pesar de que tenía mucho material compuesto en todos estos años, la idea era que fueran composiciones hechas en este último período, terminando la masterización en abril de este año (2021).
¿Cómo definirías tu propuesta y qué artistas o cosas te han inspirado en este primer álbum que mostrarás? ¿Qué puedes adelantarnos de él?
Mi propuesta se podría definir como música electroacústica, porque trabajo con elementos electrónicos y acústicos, con fragmentos que podrían relacionarse con la música electrónica, el rock y la música contemporánea. Me gusta sentir que me puedo mover con libertad en cualquier dirección, basado principalmente por el camino que van mostrando las ideas que van apareciendo cuando creas algo. En el disco, más que estar inspirado por algún artista, se fue produciendo un proceso de lectura de los elementos que comenzaron a aparecer en cada composición sonora, como un tipo de conversación con los hechos potentísimos que nos han tocado vivir estos años con el estallido social y la reflexión sobre el país que queremos en medio de una pandemia con cuarentenas que nos han hecho replantearnos la vida en muchos aspectos.
En el disco, de alguna manera se expresan esas distintas formas de vivir este período. En el primer track del disco, Casi Marzo, se representa el inicio de las cuarentenas en el país en la semana del 16 de marzo, lo que significó que ese mes no alcanzó a terminar en el mundo que antes conocíamos.
Colab, es una composición realizada con Francisco Muñoz (DeGoyen) pero en modo “pandemia”. A partir de unos trabajos que realicé en el sistema modular comenzamos a enviarnos los archivos por correo hasta terminarla, sin habernos reunido presencialmente en ningún momento. Logramos una composición con bastantes matices, desde situaciones que se acercan casi a un murmullo a estados altos de ruido.
Aparecen otros temas como Territorio y Base y Melodía de Algo como composiciones más contemplativas pero en claves distintas, la primera con un sentido de pausa, espacio y desplazamiento y la segunda con un sentido rítmico más marcado, pero ambas con cierto espíritu melancólico.
Nudo es la única composición cantada con una letra reconocible, la cual habla de un país como un largo nudo. Entendiendo nudo como todas las trabas que en distintas formas de convivencia podemos ver históricamente hasta ahora, las cuales no nos permiten llegar a cambios justos y que nos gustaría vivir. Luego, el sexto track Conversaciones, es un modo de representación de las superposiciones de visiones o intentos de conversaciones que se pueden dar a nivel personal, grupal o de país, y que principalmente hemos vivido en el país desde el estallido social hasta ahora, cuando estamos en pleno proceso constituyente. De esta forma se estructura a partir de conversaciones de tres pianos que se unen o fracturan, mezclados con ambientes de sintetizadores y percusión.
Sombras Pendientes lo veo como un universo personal propio, casi cerrado, donde cada uno tiene que ir descifrando, porque funciona como una gran masa pero en la medida que se escucha se pueden leer las distintas capas que cuentan sub-historias.
Finalmente, Pedazos Caminando a Octubre es un intento de armar un relato en una línea de tiempo definida desde 1973 a la actualidad con pedazos de grabaciones. Un intento de captar en débiles mensajes de radio algunas ideas y voces que quedaron dando vueltas en el tiempo, hasta tomar sentido en todo lo que estamos viviendo hoy.
En la primera parte, en el discurso de Allende, si bien las palabras toman relevancia en su proyección histórica, también toma relevancia el ruido ambiente que se capta entre las mismas palabras, tomando este sonido ambiente un volumen protagonista desde el comienzo para dejar ver de vez en cuando las palabras del discurso. Para esto trabajé los audios cortándolos pedazo por pedazo, entre cada palabra, dejando una pista con los pedazos del sonido ambiente y en otra pista las palabras, sonando de manera simultánea el discurso de Allende por el lado izquierdo y los militares por el lado derecho.
Todo se corta con el avión para luego pasar en esta línea de tiempo por el período de dictadura, la transición hasta hoy, con el sonido ambiente de la masa sonora de las cacerolas, que intenta armar un ritmo homogéneo en medio de la diversidad, con sonidos de helicópteros rondando. Esto hasta rematar en la incertidumbre de una protesta solitaria, casi íntima frente a los trabajos nocturnos que sacaban la estatua de Baquedano de Plaza Dignidad hace unos meses atrás.
Por eso al visitar los distintos tracks, el mejor nombre que representaba el albúm es Topografías, porque es una expresión de la variedad de planos y alturas del paisaje sonoro, construido con los estados de ánimo que se han generado desde fines del 2019.
Casi Marzo, tu primer single, da la impresión de tener muchas caras y capas distintas y parece abrirse a cada escucha como un caleidoscopio. ¿Qué sonidos buscabas y cómo llegaste a ellos?
Casi Marzo nace de una base rítmica bastante potente y en momentos disociada, donde comienza a desarrollarse una melodía bastante simple y algo volátil. Con esos dos componentes tan disímiles, trabajé en buscar los elementos que pudieran armar una unidad sin que perdieran cada uno de ellos sus características y con esto se fue desarrollando el relato de la canción.
Es así como al comienzo se mantuvo el sonido suave y ambiental de la melodía, trabajado con sonido de tabla de ondas en el sistema modular pasados por un módulo de delay llamado Rainmaker, que permite ser manipulado a través de un controlador en tiempo real llamado Touché, que opera en cuatro direcciones. Luego se produce la etapa intermedia en que los sonidos se distorsionan para pasar a un paisaje sonoro donde las percusiones se pierden en un espacio con mucha reverberancia y donde empiezan a operar varias capas de la misma percusión procesada de maneras distintas. En la parte final, entran varias voces de sintes, y cada uno va llevando una melodía que en cierta forma está respondiendo a los que están haciendo los otros.
Esa sensación de variedad de caras puede ser por la variedad de movimientos que tiene la composición en la línea de tiempo, pero además el tratamiento de capas que tiene en cada una de esas partes, que van desde lo más etéreo, a la distorsión seca, a lo espacial y a lo casi coral del final.
¿Cómo ves el panorama de música electrónica en Chile?
No creo ser el más indicado para poder hablar de la música electrónica en Chile, pero por lo que puedo ver, entendiendo que el término puede ser limitante, en Chile existe una producción bastante variada y potente, con netlabels y sellos como Pueblo Nuevo, Modismo, Orion Network, EMA entre otros, intentando publicar mucha música. Un buen ejemplo del entusiasmo de los creadores, es la convocatoria que realizó Orion Network el año pasado para hacer un disco compilatorio, y que finalmente terminaron lanzando cuatro discos con más de 80 obras. Lo mismo con Pueblo Nuevo que este año ya ha realizado 19 lanzamientos, esto en el marco en los modos de trabajo y cantidades que priorice cada uno de esos sellos.
Lo interesante es que se ve un escenario de amplio rango, que se sintoniza con la electrónica pero que toca la electroacústica y las variantes que puedan salir de esto. En esa variedad se pueden nombrar a LEM con una música muy atmosférica pero de potente y sólido trabajo en su sonido, Francisco Juacida con una sensibilidad sonora bastante peculiar donde mezcla sistemas modulares y trabajo con sistemas de captura análoga, el dúo Razón Desconocida que integran Francisco Muñoz y Carlos Valenzuela (tecladista de Papa Negro) donde mezcla la creación desde la perspectiva de sistemas modulares de Francisco con una fuerte presencia en la sensible interpretación de teclados y piano por parte de Carlos. Por otra parte podemos ver el trabajo de investigación sonora e interpretación de Blit, realizado principalmente con sistemas modulares casi en tiempo real, logrando momentos de mucha sensibilidad sonora. Mika Martini con una amplia historia en la música electrónica en distintas áreas, sacó recientemente un disco realizado principalmente con el antiguo mini sintetizador CasioTone logrando resultados muy interesantes a parte de una propuesta gráfica potente. Más cercano a la academia nos podemos encontrar con Alejandro Albornoz que realiza su trabajo en Live Coding, a través de algoritmos en el computador y Claudio Merlet que trabaja en un área de la composición y luthería experimental con sistemas modulares. Y por el lado de la creación de máquinas y música, se encuentra la interesante Colectiva 22 Bits, con un trabajo fundado en un manifiesto tecnofeminista, ejercicio necesario en estos tiempos de crear espacios más diversos. Estos músicos y muchos otros con mayor o menor exposición, están generando un espesor creativo bastante estimulante.
¿Cómo se unen política y electrónica? ¿Crees que en la percepción de las personas estos dos conceptos van de la mano (considerando que para muchos la electrónica es flúor y cultura de clubes)?
Claramente existe un prejuicio sobre la imagen de la música electrónica, pero creo que la fiesta como expresión cultural es una parte importante en cualquier cultura, es cosa de ver la fiesta de La Tirana, o el Nguillatún del pueblo mapuche, donde se festeja mezclando cosmovisión desde el canto, baile y celebración. Esto llevado al folklore se producen variantes de la fiesta o períodos para reflexionar representados en la clasificación del canto a lo humano y a lo divino. En esa línea, la política es parte de todo eso y no debería parecer extraña para ninguna expresión artística, social o económica. Es parte y base de nuestra convivencia. Por eso es necesario realizar trabajos de memoria tanto individuales como colectivos, para poder ir creciendo, pero no en el sentido del crecimiento monotemático de la economía, sino en un sentido amplio e inclusivo.
Esto proyectado a las distintas expresiones como folklore, rock, electrónica o música académica, genera un espacio vital para que la creación sea más potente y libre, sin la necesidad de esperar las tendencias de afuera para saber que hacer, sino ir avanzando, impregnándose de los lugares que sean, pero con un sentido natural. ¿En momentos es difícil? Sí, porque tenemos una historia con cierta dependencia hacia otros centros, pero creo que si entendemos que el ámbito político, nos permite leer mejor quienes somos, sanamos una parte importante en nuestro sistema de desarrollo, creación e innovación. Eso nos permitirá seguir la fiesta y la creación como un cuerpo social sano.
Eres arquitecto y al parecer hay mucho de eso en la construcción de tu música. ¿Puedes contarnos si estas dos áreas de tu quehacer se retroalimentan en tus procesos creativos?
La arquitectura como la música, son disciplinas que requieren un camino personal de reflexión, pero que terminan siendo habitados como lugar o espacio sonoro por un grupo o comunidad.
Ese camino personal ha servido para alimentar las dos disciplinas, como el sentido de geometría, de lugar, de habitar, de espacialidad, de memoria, de patrimonio, de recoger, romper o transformar situaciones previas, de entender el cuerpo, de comprender que hay limitaciones como la gravedad o el presupuesto que hacen que la creación se enriquezca en esa limitación. Al proyectar o crear, hacer preguntas al objeto que aún no existe, para mí es el gran regalo del proceso creativo, porque lleva al aprendizaje y a la reflexión a partir de las sorpresas del camino, que obligan a trabajar en alternativas para poder seguir avanzando. De esta forma, cada proyecto de arquitectura o composición, es un pequeño universo de un proceso con preguntas y construcción de identidades que te van enseñando a comprender el mundo.
¿Por qué te decidiste finalmente por un sello como LeRockPsicophonique?
Por la necesidad de estar en un lugar que me permita moverme en un espacio de creación más amplio, desde un espíritu de desarrollo musical que puede incluir el rock a la electrónica. Además me aparece interesante el proyecto integral del sello, que es bastante más jugado que solo editar discos, porque han hecho esfuerzos por crear un festival como LeRock Fest, profundizar en las ideas y divulgación con LeRock Magazine o con el programa POST en Radio Horizonte.
¿Qué puedes decirnos del videoclip? ¿Quién lo produjo y qué cosas revela sobre el single Casi Marzo?
El videoclip de Casi Marzo lo produje yo, y está construido con técnicas mixtas, como animaciones cuadro a cuadro, dibujos, fotos y videos.
En el video se intenta contar la historia del paso de la rutina de la vida antes de la llegada del virus y los procesos de cambio producidos por este. Se toman las fases de la luna y el sentido del calendario como elementos que marcaban la supuesta normalidad y como esta sensación del tiempo se ve distorsionada, cambiando la vida urbana a un sistema mixto donde una parte importante de la población lleva sus trabajos a casa, exacerbando la vida interior con el aumento del uso aplicaciones de reuniones virtuales y teletrabajo, viendo como el virus va transformando nuestras vidas, relativizando las comunicaciones humanas, sin tener claro cual es el límite de lo real, lo virtual o lo que podría ser definitivamente un simulacro.
Puedes escuchar Casi Espectral, un teaser track, en el siguiente link: