27 | 11 | 2020 _ por Jorge Cortés
La tercera aparición solista del músico oriundo de Manchester, Inaglaterra demuestra una evolución clara, nuevas influencias, nostalgia y toda su capacidad artística creativa en un LP sin escala de grises.
Es probable que el nombre de Mike Vennart no le diga mucho a un buen puñado de gente. De hecho, es muy probable que, si te encuentras con n amigo por la calle y le comentas que la noche anterior escuchaste cuatro veces de corrido In thedead, Dead Wood, su último disco, te quede mirando con cara de póker “¿Mike quién?”, te dirá. “Mike Vennart, ¿no lo conoces?”, le responderás, y listo, no te volverá a dirigir la palabra en toda la vida. Adiós vida social.
Bueno, puede que el hombrecillo no sea reconocido mundialmente, pero méritos no le faltarían, no sólo por su participación en actos como British Theatre o Biffy Clyro, sino que, principalmente por haber sido vocalista, guitarrista y letrista de Oceansize, banda inglesa que en febrero del 2011 rompió el corazón de todos los que tienen sueños húmedos con el postprog. melódico tras separarse indefinidamente.
En fin, la vida continua, incluso con un corazón melómano roto y el artista debe mantenerse haciendo arte, sea en la comodidad de un conjunto o como solista. Y eso es, justamente, lo que hizo Vennart.
El disco, de un hermoso artwork blanco y negro con claras influencias del tarot, nos presenta un total de 8 canciones (+1), cargadas con melodías distorsionadas, pesadas, sin dejar de lado la hermosa nostalgia británica. El disco se divide en dos grandes partes. No sería de extrañar que, si este disco se editara en cassette, dividiría los cinco primeros temas en un lado a, y los otros 3 (+1), en el otro. Algo así:
Lado A. Evolución (Silhouette, SuperSleuth, Elemental, Lancelot, in the dead dead Wood)
Lado B. Nostalgia (Weight in gold, Mourning on the range, Forc in the road)
Silhouette, el tema inicial, parece haber sido compuesto especialmente para abrir el disco. Comienza casi como un murmullo de línea telefónica antigua, acompañado por una tibia guitarra. De a poco comienzan a emerger los elementos rítmicos y melódicos que presagian que la canción dejará de ser un murmullo para transformarse en un himno. Sin duda, hubo influencias del trabajo en escena con los Biffys para tirarnos un bombazo de esta magnitud en el oído.
Super Sleuth, que fue además el primer sencillo del álbum, recuerdan las deliciosas texturas guitarrísticas de los White Stripes en IckyThump. Aquí, Vennart hace gala de algo poco común en sus trabajos y se da el lujo de lucirse con un solo interesante que nos presenta una faceta no tan explorada por alguien que en 2015 fue nombrado el mejor guitarrista prog. del año.
Elemental, una casi balada con quiebres de distorsión, permite bajar la marcha directamente a otro tema “tranquilo”, Lancelot. Esta última es una composición que deja líneas melódicas para tararear mientras buscas excusas en la comisaría para sacar un tercer salvo conducto semanal.
La pieza que le da el nombre al disco, In the dead dead Wood, goza de la misma esencia casi oscura y blanquecina del artwork. Es un soundscape de tres minutos y fracción, digno de una película de ciencia ficción espacial. De hecho, es como si Brian Eno hubiera sido poseído por el hijo melancólico más mormón de Satanás, que en un esfuerzo por huir de la pandemia escribió esta pieza que ilustra una atmosfera lejos de aquí.
Mourning on the range es otro tema que puede transportar a la era antes de aquel fatídico 2011. Parte algo sombrío, como There there de los de Oxford, solo que este tema tiene un vuelco rítmico y armónico que lo aleja de la referencia para bien. Una canción que camina a un suave riff sencillo de recordar dando luz a la línea de guitarra más distintiva del disco,
El tema más melancólico de este trabajo no puede estar si no al final, si eres un maestro de cómo manejar los tiempos dramáticos para dejar al oyente con ansias de más. Al menos esa fórmula lo logra con Forc in the road. Es un tema muy suave, reflexivo, adornado con texturas de piano, guitarras con reverb y la voz tranquilizadora del compositor. Un primer final perfecto, pero, al igual que en las películas del Universo Cinematográfico de Marvel, hay que quedarse después de los créditos para ver todo.
En el marco general, se trata de un disco que encuentra su espacio en el oyente de manera sutil, haciéndose carne en la medida en que avanza el tiempo. Una obra respetable y amable que sirve para aguantar este parto llamado pandemia.
El disco se encuentra disponible en: vennart.com y vennart.bandcamp.com/album/in-the-dead-dead-wood