19 | 11 | 2020 _ por Matías Muñoz
Sorteando la incertidumbre de los tiempos actuales, hacer música nunca ha sido tan complejo. Desde su casa y siempre acompañada por sus instrumentos, Natisú trabaja en la difusión de Hay un Fuego, primer single de lo que será su nuevo disco pronto a estrenar. “Si bien he estado dentro de lo posible bastante activa y pese a que he sacado un single, me ha costado un montón, no ha sido fácil” confiesa.
Sin embargo, ha encontrado en este período una nueva forma de reencontrarse con su música, sus ideas y con el valor de la cooperación y la colaboración. Así nace una faceta más directa de la compositora, donde los lazos son clave.
¿Cómo has vivido todo este proceso de revuelta, pandemia y encierro?
Ha sido raro… He tenido momentos buenos y malos obviamente. Personalmente había ido a la marcha del 8M una semana antes de encerrarme y estaba con todo ese espíritu de protesta en comunidad, eso implicaba estar viendo mucha gente, reuniones y además estaba planificando el año.
En marzo cuando empezó la pandemia estaba retomando estos planes y con este espíritu renovado a través de la revuelta social y la pandemia vino a aplastar toda la planificación musical, de reuniones con las trabajadoras de la música, etc. Entonces, los primeros dos meses fueron bien duros, estuve bien triste. Luego estuve un poco mejor, empecé a trabajar, producir y eso me hizo estar activa y bien.
¿Son tiempos difíciles para hacer música?
Yo creo que depende del punto de vista. Si lo piensas en términos de recursos y de herramientas y todo lo que se requiere para poder sacar adelante un proyecto y publicar música, sí… está súper difícil. Si lo ves desde un punto de vista netamente creativo, como qué tan difícil o fácil puede ser estar haciendo música, sentarse en la pieza a componer, ahí depende de la emocionalidad y sensibilidad de cada une.
Pero todo lo que es más concreto como grabar o la difusión está más difícil que nunca y bueno, estamos en un país que por suerte es bien creativo. A pesar de que estamos completamente abandonados, las personas que trabajamos en el arte y la música siempre nos las arreglamos para seguir sacando música.
Como música y como gestora, ¿la importancia de la colaboración es consecuencia de todo lo que está pasando?
Yo creo que todo lo que está sucediendo espero nos esté revelando los caminos que debiésemos seguir, que son el desarrollo comunitario y la colaboratividad económica y la responsabilidad afectiva en todos los niveles.
Siento que estamos pasando por una revolución no solo social sino que mental y emocional en casi todo el mundo y yo siempre he tratado de ir por ese lado, ir por el lado de la colaboratividad, del apañe, del apoyo pero ha sido difícil porque como es de esperar, la gran mayoría, incluso quienes tienen las mejores intenciones velan por sí mismos porque estamos en un sistema que premia el individualismo y te empuja hacia eso y hace muy difícil poder repartir los recursos a menos que seas una empresa (…) entonces creo que ha sido bien difícil para quienes estamos tratando de ir contra la corriente, muy agotador.
¿Natisú es individualista?
Sí… soy súper individualista, soy igual de consumista y neoliberal que todos pero lucho contra ello, esa es la diferencia. Hay muchos que luchamos contra nuestro propio individualismo.
“Yo me siento bien agotada la verdad, tengo muchas ganas de seguir haciendo música siempre pero cada vez más me dan ganas de jubilar, pero no sé si lo haga. Espero que migremos a la colaboratividad”, admite. Sin embargo, creativamente el sentimiento de crear lazos es cada vez más fuerte y así lo demuestran las acciones e iniciativas que a lo largo de su carrera ha promovido.
En 2019 junto a Celeste Vecino formaron Sello Castor, una casa discográfica interdisciplinaria, con perspectiva de género y colaborativa entre Chile y Argentina. Una idea que nace, afirma “(…) hablando de cómo nos sentíamos solas y de cómo me hace más sentido estar más rodeada de mujeres, nos empezamos a ir en la volá de hacer un sello que no hable sólo de música”.
Junto a Gabi Andrade (Lourdes),Tatuara y Francesca Santoro, este colectivo plantea observar la música desde otra perspectiva, ligada a la filosofía y otras disciplinas, con la idea de abrirse a todo tipo de artistas e instancias, “Nuestra misión es, básicamente, no tenemos mucho deseo de ser parte de la industria, de ferias, pero sí tenemos ganas de profundizar en la música en otras aristas, poder armar lives, talleres e iniciativas de cada une. Estamos en proceso de formación pero tenemos hartas ganas y las chiquillas son todas bacanes”.
Tras las intenciones de radicarse en Estados Unidos en 2019 y trabajar en nueva música, Natisú vuelve a Chile, “por el estallido social decidí quedarme porque me hizo mucho más sentido estar en un Chile en protesta (…)” admite. Todo aquello sirvió como motor para una nueva faceta, una reinvención y una oportunidad, “Ha habido meses en los que no me ha costado componer, he estado bien inspirada. Yo siempre hablo de lo que siento y lo que pienso y las canciones nuevas que he estado componiendo tienen que ver con lo que ha estado sucediendo…”
Antes de lanzar “Hay un Fuego”, ¿sientes que todo lo que pasó te dio una oportunidad para fortalecer tus canciones? ¿abrió tus perspectivas para seguir componiendo?
Lo que me pasó fue que ‘’Hay un Fuego’’ es una canción que hice el 2016 pero me hizo mucho más sentido sacarla ahora. Podría tener sentido en cualquier momento, pero ahora al menos para mí cuando la canto o escucho la letra que yo misma escribí entiendo mejor lo que yo misma quería decir. Entonces en ese sentido ese era el momento en que tenía que estrenarse. También hice una canción nueva que se llama Somos la resistencia igual hay mas canciones que hablan de ese descontento, del status quo pero “Somos la resistencia” es mucho más concreta, yo siempre escribo de manera mas abstracta pero no tiene tantos mensajes escondidos.
¿Qué crees que ha cambiado más que musicalmente? ¿Hoy es una Natisú más política o siempre lo ha sido de alguna forma?
Creo que siempre he sido un poco política, quizá no de manera tan notoria pero todas estas resistencias son algo que he desarrollado desde el día uno, no lo hablo tanto en mis canciones pero sí en las acciones. En “La Historia” igual hablo un poquito de cosas y en este disco también hablo de ese cansancio y descontento, pero siempre más cansancio con respecto al tener que ser, aparentar, deber ser pero siempre desde un tipo de letra bien intimista, metafórica. No son canciones como “Somos la resistencia” que es la menos abstracta. Son reflexiones de la vida.
Tu carrera es sumamente interesante, con “La Historia” como una especie de consolidación como primer LP, ¿Hoy en día vemos una reinvención?
Sí, puede ser, ha pasado harto tiempo. Siempre que pienso en hacer un nuevo disco pienso que es justamente la oportunidad de hacer algo muy distinto, no sé si algún día me den ganas de seguir con la línea del disco que ya hice porque me aburro (…) En este disco me saqué las ganas de hacer algo más electrónico, es bien electrónico el disco entero, casi todo máquinas. Siempre que hago un disco pienso qué voy a pensar cuando tenga 60 años y vea mi catálogo, me gustan los catálogos eclécticos.
Has mencionado la importancia de los lazos y la colaboración, en ese sentido, ¿qué artistas locales o latinos sigues actualmente?
Últimamente he escuchado mucho a Lido Pimienta, que me encanta, es sequísima en todo sentido, su arte visual, el disco es increíble. También he escuchado mucho a La Chica, también a Ela Minus y de Chile me gusta mucho Mora Lucay, Chini.png, ellas son personas cuyos proyectos me gustan mucho.
¿Y qué te pasa con las nuevas referentes, sus proyectos y su visibilidad? ¿Está ahí el futuro?
De todas maneras las mujeres que trabajan en la música, contemplando todos los ámbitos, han tenido mayor visibilidad el último tiempo pero ese aumento no compensa la invisibilidad que ha habido por años, entonces de todas maneras hay una responsabilidad de toda la cadena, de quienes hacemos la música, quienes escuchan, quienes difunden, de visibilizar esos trabajos y esas personas (…) Poner atención en lo que están haciendo otras mujeres en el mismo rubro y que puedan desenvolverse es de suma importancia y es algo muy sano para el ecosistema de la música. Aporta distintas visiones, distintas maneras. Todo eso le hace bien.
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Foto por Leyla solorza