22 | 02 | 2021 _ por Juan Pablo Ibarra
La espera ya acabó: Mogwai vuelve con As the love continues. Recientemente lanzado el pasado viernes 19 de febrero, es también una ocasión en que el conjunto escocés celebra por partida doble: 25 años de carrera y un nuevo disco que los sigue destacando a nivel mundial
“To the bin my friend, tonight we vacate the earth”, es la pieza encargada de abrir los fuegos, la que progresivamente avanza intensificándose y destacando el piano principalmente. Poco basta esperar para que este track llegue a su clímax. Es una muy buena forma -emocional y cinematográfica- de introducirnos en este, su nuevo submundo sonoro.
Súbitamente el ambiente gira casi completamente gracias a “Here we, here we, here we go forever”, en la que los elementos electrónicos ya se avistan poco a poco y lo demás es un cálido diálogo entre instrumentos, los que constantemente porfían por mantener intacta la esencia si se quiere, o mejor dicho, la inspiración de la canción en sí.
Algo de lo anterior es un indicio de lo que encontramos en “Dry fantasy”, la que toma un matiz novedoso al oírla en pleno contexto. Ambiental, electrónica y exploratoria, destaca como uno de los momentos más logrados del disco. Inevitablemente es una de las más destacadas y de seguro será un hit en cada una de las futuras giras.
Y es en medio de este sinfín de instrumentaciones y exploraciones, en que aparece la canción más directa pero también delicada, se trata del anticipado sencillo “Ritchie sacramento”, canción que con su construcción compacta y sin rodeos, nos brinda una ambientación absolutamente inspiradora.
Ya es prudente decir que el disco se hace llevadero de escuchar, a pesar de ser escurridizo y de giros imprevistos, la extensión de las canciones (todas no superiores a los ocho minutos) hace que la constatación de sus imágenes artísticas lleguen en los momentos precisos, y eso se agradece.
Con “Drive the nail”, nos vemos llevados a atmósferas estridentes y que nos recuerdan al rock alternativo de los años noventa. Lo mismo puede decirse de “Ceiling granny”, pero esta añade unos violentos elementos de grunge/shoegaze.
“Fuck off money” y “Midnighy flit”, son canciones que se abren paso poco a poco, de forma mucho más misteriosa y lenta, con elementos electrónicos y algo de orquestación, pero como es de esperar, casi a la mitad de estas todo alcanza un punto de culminación.
En cuanto a “Pat stains” y “Supposdly, we were nightmares”, es el clásico post-rock que nadie más que Mogwai sabe hacer, ese que se va plasmando con momentos estridentes y otros un poco más desenfrenados. Y es gracias a la pasión propia de estas canciones que es que no se siente agotada esta usual fórmula compositiva.
Hacia el final, “It’s what i want to do, mum”, nos trae un grato ambiente cúlmine. Además de esto, su aspecto es más sugerente, una especie de canalización del todo musical que se experimenta anteriormente, tomando elementos de todos lados. De esta forma, Mogwai logra establecer una notable remembranza con lo que han propuesto en esta exquisita pieza de nueva música.
Por último, se puede decir que es un trabajo en el que airosamente Mogwai no agota su creatividad y en vez de hacer un disco ambicioso, cargan la balanza hacia la inteligencia y hacia una honestidad muy transparente. Y si bien es cierto que no reinventan su sonido, todo es gracias a las nuevas ideas establecidas, que siguen capturando una suerte de motivación intrínseca, la que se mire por donde se mire, hace que Mogwai siga, sin quererlo, avanzando siempre por la vanguardia del post-rock.
Foto por Neale Smith