Comprender para proteger: el intrincado canto de Ciudad Humedal

01 | 04 | 2024
Comprender para proteger: el intrincado canto de Ciudad Humedal

01 | 04 | 2024

Después de incursionar por más de una década en el oficio de sonorizar cine de ficción y documental, Gabriel Morales se aventuró en una investigación doctoral enfocada en aspectos biológicos del sonido, específicamente el estudio de las señales acústicas de comunicación animal, entendidas como rasgos fenotípicos. Esta aventura lo llevó a estados frecuentes de reflexión y a una dedicación seria a contemplar el paisaje bioacústico de Valdivia y sus entornos. La belleza encontrada en esta diversidad no resultó ser trivial ni un cliché para ambientar escenas al aire libre, sino que mostró poseer una textura sonora intrincada pero atractiva gracias a sus propiedades plásticas, en tanto material de arte, y a su potencial como objeto de estudio científico. Sus códigos ecológicos y evolutivos están lejos de ser comprendidos en su totalidad.

Publicado recién a través de LeRockPsicophonique, el proyecto Ciudad Humedal es una pausa en esta aventura. Una pausa necesaria para revisar los apuntes y dejar una cinta roja antes de la inminente bifurcación en el sendero de la vida; un proceso interdisciplinario que no puede detenerse, pero sí dejar marcas en el camino.

En conversación con LEROCK Magazine, el músico nos abre las puertas de sus investigaciones en torno al paisaje acústico de la selva valdiviana y a sus propias reflexiones sobre la relevancia de visibilizar la voz de los humedales en tiempos de inteligencias artificiales y generación desenfrenada de ruido. 

Foto: ©Gabriel Morales

Hola, Gabriel. Quisiera que partamos por la génesis del proyecto: ¿qué propósito principal tenías en mente al momento de conceptualizar la obra Ciudad Humedal?

La obra busca plasmar en un soporte fijo el resultado de una exploración por la base de datos gigantesca del proyecto SoundLapse ––el cual estudia el paisaje sonoro natural con tecnologías avanzadas y de forma permamente desde hace 5 años. Una exploración por este archivo permitió identificar un sinnúmero de especies de aves, anfibios, insectos y algunos mamíferos que vocalizan en diversos contextos. Todo este gran concierto que se repite año a año, es posible representarlo en fragmentos temporales con el propósito de dar cuenta de un patrimonio sonoro natural y ponerlo a disposición de la ciudadanía (local y global) en un soporte muy amigable, actual y con una estética familiar.

¿Cómo describirías los elementos estructurales de este paisaje sonoro que aborda la obra? Parecen estar cruzados por distintos elementos.

Sí. Es importante explicar que cualquier paisaje sonoro lo entendemos en tres capas: geofonía (sonidos como la lluvia, el viento, etc), biofonía (señales acústicas producidas por organismos vivos) y antropofonía (sonidos humanos). En particular, la biofonía de este paisaje conserva una riqueza acústica,en cuanto a formas y ritmos. Por otro lado, surgen ensambles multiespecie que se configuran en distintas escalas de tiempo. Por lo tanto, para ser mejor apreciados se requiere un ejercicio de síntesis para facilitar la percepción temporal. En este gran concierto que goza de una duración perfecta de 1 año, participan de manera protagónica, decenas de especies de aves y varias especies de anfibios, artrópodos y mamíferos. Las geofonías de este paisaje, en especial el viento y la lluvia, soportan las melodías vocales con elegancia y a ratos con gran dramatismo llegando a interumpir brillantes repertorios de aves ocines (aquellas que gozan de aprendizaje vocal). Evidentemente, la presencia humana no está ajena a este paisaje contribuyendo con los persistentes sonidos de motor, altavoces y alarmas. Sin embargo la obra escoge mostrar la versión más dulce de la humanidad con improvisaciones elementales fijadas en una única pista de audio. Esta interpretación fue llevada a cabo por Cata Lanka (@catalanka) con un sintetizador de tabla de ondas y un módulo sampler cargado con sonidos extraídos de los mismos cantos del paisaje estudiado, transponiéndolos algunas octavas más grave para ocupar un rango poco usado por aves y anfibios.

¿Qué importancia tienen las voces aviares y anfibias en este paisaje sonoro?

Las aves son una clase de animales emblemática de casi cualquier paisaje sonoro terrestre, esto las hace muy apropiadas como objeto de conservación. En Los Ríos, por ejemplo, tenemos aves emblemáticas como el cisne de cuello negro, el rayadito y el siete colores, por nombrar algunos de los más conspicuos. Sin embargo, aquellas voces más crípticas y desconocidas en algunos casos provienen de especies amenazadas que requieren urgentes estrategias para dejar de invadir y fragmentar sus hábitat. Respecto a las voces anfibias, existe un concenso transversal de su utilidad como indicador de calidad del agua y salud ecosistémica. Para que estas voces se consagren como un código sonoro de importancia comunitaria, es necesario ponerlas en primer plano, mejor dicho, en todos los sentidos posibles de un primer plano. Con esto en mente, se reconstruyeron 12 fonografías con un fuerte énfasis en destacar las voces aviares y anfibias que representan el paisaje sonoro completo de un ciclo natural anual.

¿Cómo dirías que se distribuye la riqueza acústica en la obra?

Algunas especies presentan repertorios que se desarrollan en periodos dentro del día o del año muy breves, otras voces más perennes vocalizan todo el año. Hay también repertorios que desaparecen por eventos de migración y otros que son inadvertidos o extremadamente crípticos. Sin embargo, la primavera representa sin lugar a dudas el climax de la actividad acústica anual elevando los niveles de entropía del sistema y, por cierto, de la obra.

¿Cómo se diseñaron las 12 fonografías y qué criterios se utilizaron para etiquetarlas con fases temporales? Los títulos son muy llamativos.

La riqueza observada en este paisaje bioacústico de los humedales de Valdivia, se organiza naturalmente según distintas escalas de tiempo.

El ciclo diario de siete periodos –crepúsculo del amanecer, amanecer, mañana, tarde, atardecer, crepúsculo vespertino y noche–, determina el primer eje temporal. El ciclo lunar, subdividido en sus cuatro fases, representa el segundo eje temporal, mientras que la estacionalidad rige el eje de mayor escala. Sobre esta intrincada agenda se escribió el diseño de la obra en 12 fonografías etiquetadas con su fase temporal conjugada en estos tres ejes.

¿Qué técnicas y tecnologías se utilizaron en el desarrollo de la obra?

Primero, se utilizó una estrategia de grabación autónoma y no invasiva durante un año completo, tarea realizada por el proyecto SoundLapse. Luego se implementó un algoritmo basado en Inteligencia Artificial para detectar e identificar las distintas especies y su actividad diaria y anual. Con esta información usada como base, se continuó el trabajo extrayendo y limpiando canto por canto, llamado por llamado y todos los extractos de viento, lluvia y caudal necesarios para realizar una reconstrucción en un estudio de post producción de sonido. Esta reconstrucción montada como una secuencia cinematográfica pieza por pieza, siguió una estética que yo nombro como "Realismo Aumentado" (que no es lo mismo que Realidad Aumentada). Lo de realismo responde al respeto por las narrativas originales de los cantos e interpretaciones de las especies, sin ser tentado por el uso del loop u otra forma de empaquetamiento forzado. Es decir, se conservan los ritmos y silencios propios de una vocalización y no se distorsiona sus cualidades espectrales. El término "aumentado" indica que se acercan al primer plano todas aquellas voces débiles o lejanas. Por lo tanto, se aumenta el nivel de estas biofonías acercándolas al primer plano para destacar sus bellezas inadvertidas.

Foto: ©Francisco Ríos

¿Cómo crees que apoya esta obra la postulación de Valdivia a ser la primera "ciudad humedal" de Latinoamérica?

Los humedales que coexisten en una ciudad intermedia como Valdivia son entornos biodiversos. La dimensión puramente acústica representa un medio clarificador de la totalidad de la riqueza ecosistémica. Evidenciar esta dimensión acústica en una obra simple y clara de libre disposición y al alcance de todxs, contribuye directamente a una mejor comprensión de lo que se quiere proteger. De esta manera se espera compartir este conocimiento a la conciencia pública y así influir en las políticas de conservación regional y global, incluyendo la decisión de la comisión RAMSAR para declarar a Valdivia como Ciudad Humedal.

Gracias por tu tiempo, Gabriel. Finalmente, ¿qué esperas que logre esta obra sonora en las personas que la escuchen?

Espero que este álbum llegue a los corazones asfixiados por la información y les sea un bálsamo en un momento de pausa intelectual, o tal vez una compañía secreta en momentos de estrés. Por otro lado, no puedo desentenderme de aquellos curiosos que sí o sí querrán conocer más acerca de las especies de aves, anfibios e insectos que protagonizan la obra. Para ellos está disponible la lista de especies de cada una de las 12 fonografías en el canal de YouTube @ciudadhumedal.